Reflexiones para la diversificación curricular
Por: Gabel Daniel Sotil García
En la introducción del libro “Panorama Histórico de la Amazonia Peruana, una visión desde la Amazonía”, que escribiéramos con el historiador y periodista Humberto Morey Alejo, hemos expresado lo siguiente:
“Cuando repasamos cualquier libro de Historia del Perú, actual o antiguo, de los que son usados en ambientes escolares, universitarios o generales, es casi nula o muy escueta la información relacionada con la región amazónica que podemos encontrar” (1).
Por su parte, el profesor e historiador José Barletti Pasquale, en la presentación del libro anteriormente citado, expresa “Hace poco se ha publicado un voluminoso libro sobre la Historia del Perú, escrito por destacados historiadores nacionales. Al revisarlo, uno encuentra con tristeza, vacíos en lo que se refiere a los acontecimientos y procesos históricos que han tenido lugar en la Amazonía. De esta manera, una vez más, constatamos que la nuestra es considerada una región sin historia”. (2)
Por mi parte, agrego que no sólo los de historia carecen de información sobre nuestra región, sino todos los utilizados en la educación formal, incluidos los que son elaborados y distribuidos por el propio Ministerio de Educación.
Para mayor abundancia de certificación, hemos revisado tanto el diseño curricular básico que elabora el Ministerio de Educación para el sistema educativo nacional, así como muchos libros en los cuales se aborda, por ejemplo, el tema de los primigenios pobladores peruanos, o el de las culturas prehispánicas en el ámbito selvático, pero hemos encontrado que en su desarrollo, en el mejor de los casos, apenas se hace mención tangencial y deslucida a la existencia de los pueblos y las culturas de la Amazonía. De esa manera, el propio ente rector de la educación en nuestro país se hace cómplice de esta injusticia con la Amazonía, evitando dar importancia a estos Pueblos, aún estando presentes en la dinámica sociocultural nacional.
A partir de esta constatación, podríamos ensayar las siguientes hipótesis explicativas: en primer lugar, quienes los escribieron no disponían de la información necesaria o no le dieron mayor importancia o, en segundo lugar, simple y llanamente, en sus esquemas mentales la Amazonía es inexistente. En cualquier caso, inevitablemente, los alumnos peruanos se forman con una total ausencia de la selva como escenario real, actual e histórico.
Entonces, no es sorprendente que los peruanos (incluidos los amazónicos), en cualquiera de nuestros roles sociales, políticos, administrativos, académicos, etc. ignoremos a esta región; es decir, la tengamos como “no existente” en nuestro imaginario y, por lo tanto, no sea un referente de importancia en y para nuestras decisiones.
Salvo referencias a su exotismo, a sus peligros, al salvajismo de sus pobladores, al atraso de sus comunidades, a su aislamiento, etc. la selva, al parecer, no ofrece más motivos para ocuparse de ella. Y quienes vivimos en ella, incluso, no nos escapamos de esta parcialización y tergiversación de percepción de nuestra propia región. Por ello, el Dr. Marc Dourojeanni, en su libro “Amazonía, ¿qué hacer?” (1) Dice: “...la selva es apenas conocida por la mayoría de los peruanos a consecuencia de la pobreza, de las deficiencias de la educación pública y del bajo nivel cultural en general. A esta realidad no escapan ni aquellos de las clases sociales más pudientes, que se educan en colegios privados y que alguna vez han visitado Iquitos o algún otro lugar de la Amazonía. Más aún, la ignorancia sobre el tema alcanza inclusive a los que radican en las rápidamente crecientes urbes de la propia selva, los que en su mayoría, jamás han puesto un pié en el monte. Es así como la Amazonía continúa siendo, hoy como en el pasado, inspiración para las más disparatadas opiniones y fantasías”.
A despecho de nuestros mapas, que colocamos en aulas, colegios, oficinas, etc., en donde la selva aparece ocupando los dos tercios de la superficie de nuestro país y pintada generalmente con un imponente color verde, en nuestros esquemas mentales sólo existen la costa y la sierra como escenarios de hechos históricos y actuales.
Es decir, todo un caudal de acontecimientos, más grande que el mismo río Amazonas, queda fuera del conocimiento, análisis y reflexión de los peruanos, a causa del centralismo y de la obnubilación de la casta conformada por quienes tienen el poder, en sus diversas formas, en nuestro país y que se han formado con una visión obsoleta del mismo, de la cual son víctimas.
Una información de calidad tan deficitaria, con vacíos tan amplios y profundos, es evidente que no nos capacita socialmente para tomar adecuadas decisiones a fin de elaborar proyectos factibles que nos permitan superar las actuales situaciones de indetenible destrucción de nuestra riqueza ambiental y cultural y de incomprensible pobreza y extrema pobreza en nuestra región, muy a despecho de la abundancia de nuestra grandes potencialidades, recursos naturales que poseemos y de nuestros logros históricos, germinados en la intimidad más profunda de nuestra propia realidad amazónica.
(1) Pág. 19, CETA, Iquitos, 1990
Exposición del autor en el XI CONEED
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