Don Espíritu Bautista Pascual, líder nativo tiene un objetivo que es la razón de su existencia. Se ha propuesto revalorar la cultura Yanesha, tan desconocida por la mayoría de peruanos y que según afirma está llena de valores, que hacen de la vida de sus seguidores una escuela de ética y moral.
El amor a su tierra y particularmente a los principios de su pueblo, lo convencieron de formar una escuela donde los niños Yaneshas conozcan todo lo relacionado a su cultura y en eso ha puesto todo su empeño y principalmente conocimientos. Por algo Yanesha significa nosotros o sea diferente a otros.
Nacido en 1957 en la comunidad de Tserro´th del pueblo de Yoncollmás del distrito de Villa Rica provincia de Oxapampa en la región Pasco, expresa que sus facciones y su color blanco, algo diferente al de sus paisanos, se debe a que su madre fue hija de un mestizo ya que su abuelo materno fue hijo de un alemán, su bisabuelo, que llegó a la zona y de una Yanesha a la que abandonó embarazada.
“Mi crianza, felizmente, ha sido puramente Yanesha, mi madre falleció cuando yo tenía ocho meses y mi crianza recayó enteramente en mi padre y un poco en mis hermanos mayores, hasta los 10 años nunca asistí a una escuela pero aprendí mucho, tanto de mi papá como de otros Yaneshas de otros lugares que nos visitaban periódicamente y de los que escuchaba historias sorprendentes, por supuesto que nadie sabía castellano”.
Entre esos consejos recuerda que su padre le repetía siempre que no se debía robar, ni ser ocioso, ni codiciar las cosas de otros. Después lo bañaba cuando había luna llena con una planta que aseguraba tenía propiedades para hacer a los niños más inteligentes.
Bautista dice calmadamente que de esos contactos aprendió muchos códigos morales, comportamientos de honestidad y además que “existe alguien, un creador, que nos permite nacer, que nos cuida, a quien rezábamos en las mañanas para tener un buen día y en la noche como agradecimiento, mi padre decía que tenía que haber respeto hacia los demás y si peleábamos con otros u ofendíamos ese dios nos quitaría la fuerza”.
PEGADO A LA NATURALEZA
Como una forma de explicar su permanente contacto con su entorno, Bautista dice que vivía pegado a la naturaleza, lo que para él fue como una Universidad. “En mis primeros años aprendí a usar la flecha para pescar, adivinar con las hojas de coca, en el monte conocí las propiedades de las plantas, a la vez que entonaba canciones yaneshas”.
Luego continúa “antes de la reforma agraria de 1967 vivíamos dispersos pero después llega un Cuerpo de Paz y sugieren que conservemos nuestros territorios y es así que se llega a un acuerdo con el gobierno de entonces para preservar nuestras tierras y formamos en Oxapampa conjuntamente con los Ashaninkas la Conferencia de Comunidades Nativas de la Selva Central”.
Después se firma un convenio con el Ministerio de Educación y el Instituto Lingüístico de Verano para la formación de profesores indígenas”.
Cuando su padre decide que Espíritu debía asistir a la escuela en Yarinacocha (Ucayali), ese desarraigo significó un terrible sufrimiento para él y se resistió.
“Pero después de bañarme con la planta de la inteligencia cambie de opinión, aprendí castellano y decidí estudiar muy fuerte, no falté ni una vez en todo el año a la escuela y obtuve muy buenas calificaciones, en el 72 terminé la primaria, justo cuando mi padre moría de paludismo, ya no tuve dinero para seguir la secundaria”.
BIBLIOTECAS
“Cuando mi padre se reunía con los ancianos de otras comunidades Yaneshas contaban interesantes relatos, eran como bibliotecas, algunas las escribía al instante y otras que se me fueron quedando en la mente que es como una grabadora, las escribí después. También me dediqué a seguir investigando más sobre mi cultura, no perdía el tiempo como otros jóvenes”.
En 1978 Bautista es elegido como presidente del Congreso de Comunidades Yaneshas-Ashaninkas y desde entonces siempre ha estado al frente de organizaciones nativas con la intención de contribuir a la revalorización de esas culturas.
Hace un par de años el dirigente vio coronado sus esfuerzos al terminar el mapa histórico del espacio cultural del pueblo Yanesha y actualmente casi termina con un catálogo sobre su Música, inspirada en los sonidos de los ríos, las cataratas, los cerros, la lluvia, los rayos, los que interpreta con tambores, quenas y carrizos.
Para los Yaneshas como para otras culturas amazónicas, las diversas formas de la naturaleza son dioses “la biodiversidad es como gente. Unos cinco mil años atrás las plantas, los ríos, han convivido con nosotros como gente, nosotros no los vemos pero ellos sí, lo que pasa es que nuestro comportamiento actual no es como ellos quisieran”.
SON 12 MIL
Espíritu tiene 10 hijos, cinco mujeres y cinco hombres “conozco el secreto para elegir el sexo de los hijos por eso tengo pares y con ellos y otros niños y jóvenes he empezado la escuela para la formación de semilleros. Me preocupa mucho que estemos en peligro de extinción por eso quiero que nuestra historia no se pierda sino sea conocida y revalorada”.
La comunidad Yanesha cuenta actualmente con 12 mil personas que viven en las zonas de Chanchamayo-Junín, Oxapampa-Pasco y Puerto Inca y Pachitea en Huanuco. Bautista es actualmente secretario de cultura de la Federación de comunidades nativas Yanesha.
“Mi intención es formar academias sobre nuestra cultura en los lugares donde están los Yaneshas y también los Ashaninkas que son nuestros más cercanos hermanos, los dos formamos parte del grupo lingüístico Arawat, lamentablemente para nuestra supervivencia muchas de nuestras tierras fueron tomadas antes por madereros y después por petroleras sin intención de reforestar, nos hemos opuesto pero como dijeron que éramos perros del hortelano no nos han hecho caso”.
Enviado por Luisa Febres
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