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Decía el famoso filósofo alemán Martin Heidegger,
el autor de Ser y tiempo (1927), que la obra del gran Heráclito
de Efeso (siglo V a. de C.) había sido hecha para pensar. Los
grandes filósofos no enseñan una doctrina, hacen pensar.
Felizmente para sus lectores, el libro de Miguel Donayre tiene esa
vocación. No está escrito para que el lector aprenda
una lección o memorice un dictado. Está hecho para obligarnos
a repensar temas trajinados y aparentemente zanjados por la historiografía
y los estudios amazónicos.
Para lograr su propósito, Donayre ofrece cuatro ensayos sobre
la problemática histórica y contemporánea de
la Amazonia. El primer trabajo está dedicado a analizar las
fotografías que el magistrado Carlos Valcárcel incluyó
en su libro El proceso del Putumayo y sus secretos inauditos (Lima,
1915) para graficar las atrocidades cometidas por el barón
del caucho, Julio C. Arana, y la Peruvian Amazon Company contra los
pueblos indígenas Huitoto, Ocaina y Bora. Valcárcel
nutre su alegato jurídico, histórico y moral con una
propuesta visual "seductora" y convincente. Las imágenes
que presenta identifican responsables --desde los barones hasta sus
"muchachos" o verdugos-- y evidencias --huesos calcinados,
cadenas y el cuerpo flagelado de un indígena. |
Donayre recurre a la antropología
visual para analizar la función persuasiva de esta secuencia
fotográfica en el texto de Valcárcel. Así, éste
adquiere un nuevo significado que permite plantear más preguntas
sobre el boom del caucho, la reacción de las sociedades indígenas,
los intereses cruzados de las elites locales y el papel del derecho
y el estado central en una situación límite.
El segundo capítulo, Napoleón en la floresta. Anotaciones
y reflexiones del cuaderno de campo. Hacia un nuevo sentido de pensar,
es un agudo ensayo sobre el derecho oficial frente a la realidad amazónica.
Aplicando la cartografía simbólica del derecho propuesta
por Boaventura de Sousa Santos a sus observaciones de campo, Miguel
retrata las tensiones entre el derecho de familia desarrollado por
la tradición romano-germánica y la regulación
de las relaciones de parentesco entre los Huitoto. Además,
grafica cómo las sociedades amazónicas usan la figura
de las federaciones indígenas (asociaciones sin fines de lucro)
para ventilar su propia dinámica política y social.
No es que Napoleón o los dictados del "palacio legislativo"
nacional sean irrelevantes en ambos casos. Tampoco que las sociedades
amazónicas sean autárquicas. Lo que se produce es una
situación de interlegalidad en donde lo usual es el armisticio
y la negociación, ciertamente tensa, desigual y conflictiva,
entre el derecho moderno y las formas locales de regulación.
En el tercer ensayo, Memoria e historia en la floresta. Ñañe,
Katenere y los sonidos del Manguaré, Miguel explora las formas
de resistencia simbólica y material impresas en la memoria
colectiva y en la tradición literaria amazónica. Combinando
la crítica literaria con una lectura antropológica de
los mitos y de los testimonios documentales que revelan episodios
de la resistencia indígena a la barbarie cauchera, el resultado
es un texto que rescata la vitalidad del corpus narrativo amazónico.
Finalmente, el cuarto capítulo es una crítica a los
agentes nacionales e internacionales del desarrollo regional amazónico.
Para hacerla se concentra en el examen del caso de la reserva Pacaya-Samiria.
El diálogo de sordos, las visiones inconmensurables y los desencuentros
entre el estado, las ONGs nacionales e internacionales y las dirigencias
indígenas y colonas son ilustrados de una manera contundente.
Si alguna medida urgente deben tomar la cooperación internacional,
las ONGs y el estado es la de capacitarse a cabalidad antes de intentar
experimentos que en la mayoría de los casos acaban empeorando
la situación ambiental y perjudicando a las poblaciones locales.
¿Qué se puede hacer, cuáles son los márgenes
de acción indiviudal en un contexto tan desalentador? Unos
pueden afirmar un optimismo ilimitado pero irreflexivo, otros un cinismo
cómplice y, personas como Miguel, una firme esperanza de que
a través de la reflexión y el trabajo autocrítico
sí es posible plantear estrategias de desarrollo que beneficien
integralmente a la Amazonia.
Los ensayos de Donayre están raigalmente enlazados con sus
preocupaciones y experiencias de campo. No son meros ejercicios academicistas.
Reflejan, más bien, la travesía personal e intelectual
del autor. Al leerlos se nota que Miguel es un peregrino no solo geográfico
sino también académico, siempre en búsqueda de
nuevas perspectivas que lo ayuden en la tarea del pensar. En su formación
se entrecruzan diferentes disciplinas, desde el Derecho hasta la Antropología,
pasando por la Literatura y la Historia.
¿Cuándo se inicia este peregrinar interdisciplinario?
Sus biógrafos lo precisarán, pero creo que un buen hito
para rastrearlo lo ofrece el propio autor:
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Cierta tarde sentado en mi despacho en la ciudad
de Iquitos ingresó una señora para hacer una consulta.
Me sonrió con cierto nerviosismo y me dijo que quería
demandar a su vecina y reclamar una indemnización porque
le había causado daño. Entusiasmado por el caso
porque me gustaba y me gusta el tema de la responsabilidad civil
extra-contractual, le pregunté detalles sobre el daño.
Inmediatamente en mi fuero interno iba armando argumentos legales
con la relación al daño y persona que causó
el daño --la relación de causalidad, los criterios
de asignación de responsabilidad, sean éstos objetivos
o subjetivos, el monto del daño y las pruebas. Y mientras
la mujer iba narrando los hechos mi horror al vacío iba
siendo cada vez más grande. La señora me explicaba
que su familia de un momento a otro cayó en desgracia
económica y de mala suerte en los negocios y al ir a
consultar con un brujo le dijo que fulano de tal le había
hecho daño y por eso quería demandarlo por daños
y perjuicios. Esta persona había causado un grave daño
familiar porque les había salado.
La consulta desarmó todo ese argumento legal posible
que iba desarrollando. Me sacó de todos los marcos legales
y doctrinarios en los cuales un abogado formado dentro de la
tradición romano germana latinoamericana había
transitado en los años universitarios. Seguramente que
la mujer notó mi rostro de sorpresa y horror. Me dejó
un momento sin palabra e inmediatamente le dije que nuestro
sistema legal no había previsto este tipo de daños.
Me dijo que el brujo estaba dispuesto a atestiguar quién
fue el causante del daño. De mi parte insistía
en la falta de regulación sobre este tema. La señora
se levantó indignada, me dijo que era un abogado incompetente
y me gritó en voz alta que iba a buscarse a otro abogado.
Me quedé sobrecogido con la consulta y rogaba que algún
abogado pudiera llevarle el caso, estaría atento. Pero
creo que la señora no pudo acceder con su reclamo al
sistema judicial peruano. Me causó cierto malestar la
consulta y me dije a mí mismo que andaba mal nuestra
educación legal, que habíamos sido educados para
contextos más propiamente urbanos y dije que Napoleón
había naufragado en este intento de codificar una realidad
tan diferente como la floresta (pp. 89-90). (Recuérdese
la vanagloria napoleónica: "Mi verdadera gloria
no consiste en haber vencido cuarenta batallas. Waterloo borrará
el recuerdo de tantas victorias. Lo que nadie borrará,
aquello que vivirá eternamente es mi código civil
...") |
Como se puede apreciar, ese joven abogado carecía de los instrumentos
para satisfacer la expectativa de su cliente pero sí tenía
la lucidez, sensibilidad e intuición que necesitan los viajeros
para llegar a su destino. Frente a ese “horror al vacío”
que nos confiesa Miguel cabían muchas reacciones. La primera
era encerrarse en el positivismo legal etnocéntrico y, como
hacen los procesalistas, afirmar que “lo que no esta en el expediente
no está en el mundo”. La segunda era transformar el incidente
en una anécdota que refleje la “ignorancia de la gente”
frente a los edificios doctrinarios del Derecho. La tercera reacción
posible era usarlo para cuestionar al Derecho oficial, la educación
legal tradicional y la forma de comprender a las sociedades amazónicas.
Felizmente Miguel tomó este último camino.
Bien se puede afirmar que Donayre es un “revisionista”
en el sentido más crítico de la palabra. El se propone
replantear, cuestionar y repensar las propias preguntas de investigación
que guían a los trabajos más conocidos sobre la Historia
de la Amazonía o del Derecho en el Perú. El producto
de esta posición radical es este trabajo que critica las versiones
acartonadas y adocenadas sobre la Amazonía y plantea una serie
de nuevas imágenes sobre, por ejemplo, las relaciones entre
los caucheros y las sociedades indígenas, las limitaciones
del Código Civil vigente para regular las relaciones de parentesco
en las sociedades amazónicas, y las relaciones entre los pueblos
indígenas, los agentes del desarrollo y el estado peruano.
Miguel se ha propuesto, y lo está logrando, contribuir a forjar
una nueva historiografía que pondere adecuadamente la vitalidad
y resistencia de los líderes y sociedades amazónicas
que se enfrentaron al “boom del caucho”. En lugar de presentar
agentes pasivos que se sometieron sumisamente a su trágico
destino, Donayre explora las formas de resistencia activa y pasiva,
material y simbólica, que los pueblos indígenas plantearon
ante el abuso, la explotación y la complicidad de otros agentes
históricos.
Donayre también se ha propuesto estudiar el papel del Derecho
en contextos multiculturales. Para hacerlo está erosionando
los fundamentos del ejercicio positivista del Derecho y está
postulando la necesidad de una práctica legal intercultural,
realista y equitativa. Esta es una larga tarea que sólo se
logrará cuando la crítica que se hace desde la Antropología
del Derecho se incorpore plenamente a la educación legal y
al ejercicio de la profesión en contextos evidentemente multiculturales.
Finalmente, sólo quería mencionar un par de atingencias
sustantivas y otra formal al trabajo que presentamos. La primera,
como él mismo reconoce, es la falta de un trabajo de campo
más amplio para sustentar algunas de sus pretensiones teóricas
y observaciones sobre el papel del Código Civil en la regulación
de las relaciones de parentesco de los Huitoto. Me parece que sería
estupendo diseñar una investigación dirigida a analizar
cómo presiona e influye la legalidad estatal en el sistema
de parentesco indígena. Eso nos daría una imagen más
dinámica sobre la interlegalidad y sobre las respuestas locales
a los dictados de Napoleón en materia de parentesco.
La segunda observación se refiere a la tensión en el
lenguaje empleado por Donayre a lo largo de su libro. Me permito señalar
la existencia de una tensión entre la connotación poética
y la denotación académica. El problema es que la comprensión
de la realidad social que se practica desde las ciencias sociales
y el Derecho exige una prosa parsimoniosa y denotativa. En eso estamos
en desventaja frente a la representación literaria o mítica
de la realidad. Combinar ambos lenguajes es sumamente difícil.
Por eso creo que en sus futuros trabajos Miguel podría administrar
mejor esa tensión entre el lenguaje literario y el académico.
La atingencia formal se refiere al cuidado de la edición. Sería
ideal que la siguiente sea más esmerada.
Por cierto que ninguna de estas observaciones desmerece su valioso
esfuerzo de comprensión de la realidad amazónica. Como
todo buen viajero ya está listo y anunciado el siguiente viaje.
Se trata de 2 tomos más sobre Napoleón en la Floresta.
Los esperamos con expectativa porque se trata de un autor original
y vigoroso.
Para concluir recordemos que Heráclito renunció a los
privilegios de su linaje, incluido el de gobernar Efeso, para dedicarse
a pensar y comprender el logos del universo. Cual recurrente comprobación
de su imagen sobre el constante fluir de la realidad ("nadie
se baña en el mismo río"), los dilemas del intelectual
que profesa su fe se mantienen. Como señala el autor, "reflexionar
desde la Amazonia supone varios esfuerzos. Mantenerse en la gimnasia
intelectual es uno de ellos, vencer los muros del centralismo mental
de los peruanos es otro". A pesar de ello tenemos intelectuales
como Donayre que han decidido "vivir del sano vicio de escribir
a toda costa a pesar del maltrato y los malos pagos ... lejos de las
oligarquías intelectuales que asedian nuestros bosques, de
las modas y amiguismos que son parte de la tradición académica
de nuestro país". Por hacerlo y por compartir sus hallazgos
con nosotros le estamos muy agradecidos.
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Armando Guevara Gil
Iquitos, 20 de setiembre de 2002
Facultad de Derecho & Instituto Riva-Agüero
Pontificia Universidad Católica del Perú |
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