lunes, 28 de septiembre de 2009

El otro sendero (¿despistado?) de Hernando de Soto


Alberto Chirif


El perro del hortelano recargado:
Para cualquiera que haya seguido el devenir político del Perú en las últimas décadas, le queda suficientemente claro que Hernando de Soto es el inspirador del planteamiento del “perro del hortelano” expuesto por el presidente García. La diferencia es sólo de estilo. Mientras éste se lanzó al tema con una propuesta agresiva desde la metáfora, que causó la indignación de muchos indígenas que rechazaron ser calificados de perros, aquél ha montado un espectáculo, con Bobby y otros indígenas traídos del Norte, con la intención de demostrar que la propiedad colectiva no es verdadera propiedad y que además constituye un freno para el progreso y la superación de la pobreza. La aparición de Hernando de Soto en este momento, post Bagua y en el contexto de unas mesas de diálogo (de sordos), indica que su relación con el presidente no sólo es ideológica sino también estratégica y tiene por finalidad insistir en las ideas que ambos comparten para ver si consiguen ponerlas en práctica.. ¿Financia el gobierno este nuevo intento? ¿Lo paga la empresa privada? Éste es otro misterio del capital.

El video elaborado por de Soto está bien hecho y es un buena tentativa para reforzar los prejuicios de sus feligreses e impresionar a un público poco conocedor de la realidad de la Amazonía y de los pueblos indígenas, Jaime de Althaus a la cabeza, que dice haber descubierto que las comunidades no son la Arcadia que le habían pintado. ¿Quién le habrá contado tremenda mentira al periodista? ¿Algún antropólogo despistado? ¿O será fruto de recuerdos de infancia, en los que buenos salvajes habitan parajes edénicos? ¿Cómo puede ser una idílica la situación de pueblos indígenas diezmados por epidemias en la época de las reducciones misionales, que luego sufrieron el genocidio del caucho y la férula de patrones que los sometieron a feroz servidumbre y esclavitud, con castigos físicos incluidos que causaron muchas muertes? Esto último pasaba hasta los primeros años de la década de 1990 en el alto Ucayali (está bien documentado en libros y artículos y en un informe elevado al gobierno de entonces), y fue a raíz de un proceso liderado por AIDESEP que la gente fue liberada. ¿Cómo puede ser paradisiaca la situación de indígenas de las zonas petroleras y mineras, que tienen metales pesados en la sangre por encima de los estándares máximos permisibles determinados por la OMS ?

El mensaje del video es caritativo y consiste en señalar que los indígenas son pobres a pesar de estar sentados en un banco de oro, frase que don Antonio Raimondi jamás dijo, pero esto poco importa. Las trampas que pone a un público desinformado son varias. Una de ellas es la presentación de indígenas con vestidos que ya no usan cotidianamente. Aparece así un joven shipibo, líder de una organización urbana, con cushma, esa especie de hábito característico de varios pueblos indígenas, pero hoy muy poco usado, salvo por las mujeres ashanincas y, en algunas zonas, también por los hombres.. Hoy ni siquiera en las comunidades shipibas es común ver un hombre con dicho vestido (las mujeres nunca lo usaron). Más manipuladora aun es la presentación de un grupo de hombres (aparentemente huitotos o boras), vistiendo unos faldellines de llanchama (especie de tela preparada con corteza de árbol) y con vistosas coronas de plumas. Se trata de un traje que ellos usan exclusivamente para fiestas tradicionales o para hacer demostraciones “típicas” a grupos de turistas. Digamos que en este caso es coherente que hayan usado esos vestidos para agradar a los turistas del instituto que lidera de Soto y, sobre todo, para demostrar al público que a pesar de “conservar su cultura, tienen ideas modernas y hablan del mercado”. Pero la cultura, que por cierto es dinámica y cambiante, es algo mucho más complejo que el uso de vestidos. Para seguir con el turismo, en el video se presenta a un grupo de boras de San Andrés, asentados en el río Momón, a minutos de Iquitos, que no es comunidad titulada, sino un pequeño grupo de personas desarraigadas por los patrones de su territorio, situado en el Putumayo y al norte de este río (Colombia), que eventualmente realiza algún espectáculo para los visitantes. Como éstos hay varios ejemplos, pero considero largo e inútil detallarlos.

La selección de las comunidades presentadas como ejemplo de que la idea de títulos mancomunados es un invento de líderes mal asesorados (como de Soto califica a Alberto Pizango, quien no ha hecho otra cosa que cumplir con el mandato de sus bases), es otra muestra de la poca objetividad del video. Maranquiari, por ejemplo, es un caso entre varios de los que se puede encontrar en el Perené, una cuenca sometida a intensos procesos de colonización desde la segunda mitad del siglo XIX, donde los pocos indígenas que han quedado en ese asentamiento se han casado con población colona y, efectivamente, han individualizado las tierras. Si la gente del ILD se hubiera tomado la molestia de buscar un poco más, apenas en los alrededores y en zonas de fácil acceso, hubiera encontrado otros ejemplos que ilustran mejor el problema de la tierra en la cuenca, sin necesidad de recurrir a la filmación de un asentamiento casi totalmente de colonos, en los cuales la presión de éstos y las imposiciones del mercado han llevado a la fragmentación y deterioro de la tierra, a la desaparición del bosque y de la fauna, a la contaminación del Perené (con la generosa contribución de las mineras que operan en la provincia) y al empobrecimiento de la gente. Por lo demás, el hecho de que muchos colonos tengan allí títulos individuales y sean pobres, demuestra lo contrario de lo que de Soto intenta probar en su presentación.

Otro ejemplo citado en el video es la comunidad awajun de Shampuyacu (no existe “Alto Shampuyacu”, como se la llama en el video), ubicada muy cerca de Nueva Cajamarca, en la cuenca del Mayo, en San Martín. En la zona donde ella se ubica, atravesada por la Carretera Marginal , existen muchas otras comunidades similares en problemática a la citada y miles de colonos que han desarrollado principalmente el cultivo de arroz. Animados por el mercado, muchos awajun han alquilado sus tierras a estos colonos mediante contratos que demuestran su poco conocimiento del valor de ellas en el mercado y su total ingenuidad de haber pensado que por ese medio lograrían mejorar su situación. Después de casi dos décadas, hoy ven el incremento de colonos dentro de sus tierras y comienzan a darse cuenta de su error, y algunos están buscando medidas que les permitan reapropiarse de ellas..

Los pueblos indígenas no son ahora, ni nunca lo han sido, colectivistas, pero sí basan su organización social en vastas redes familiares de reciprocidad, en las que intercambian bienes (principalmente carne de monte) y servicios (las llamadas mingas), que tienen como escenario un territorio ancestral, con una geografía propia, con nombres que identifican diferentes lugares que han sido el teatro de eventos históricos o mitológicos. Algunos han habitado en grandes chacras familiares (malocas), pero el trabajo de las chacras es individual familiar. Las purmas (chacras en abandono para que los suelos se regeneren) pertenecen a quien las trabajó, cosa que todos respetan. Antiguamente, una persona que moría era enterrada con sus bienes (vestidos, armas y otros), aunque aquí el sentido de la propiedad era místico y no mercantil. Esto ha cambiado, y hoy ningún muerto es enterrado con su radio, escopeta o motor fuera de borda, que ahora heredan sus deudos. Si alguien le ha contado a de Soto y a otras personas ajenas al tema que los indígenas eran colectivistas, los ha engañado o no conoce esa realidad. Hay cientos de etnografías que los productores del video podrían haber consultado sobre esta materia.

Los pueblos indígenas no están entrando al mercado: lo están hace muchos años, pero lo están en la única manera como el mercado lo permite en zonas marginales, libradas a la matonería de los más fuertes, amigos de las autoridades locales, con quienes trabajan al alimón para explotarlos. El Estado es un espectador activo, de esos que tiran piedras desde la tribuna al actor más débil y se solidariza con el opresor. ¿Qué hace para promover mejoras en educación, salud (reconozco como positivas las campañas de vacunación que se realizan de manera regular), producción, manejo de recursos y otros? Nada más que bloquear las iniciativas realizadas por AIDESEP o por instituciones de apoyo. La famosa nota 14, por ejemplo, barrera impuesta por el ministro de educación para el acceso a pedagógicos, impide, desde hace tres años, que jóvenes indígenas, víctimas de la pésima educación que han recibido en la escuela y el colegio secundario, ingresen al programa de Formación de Maestros Bilingües de la Amazonía Peruana (FORMABIAP), promovido por AIDESEP, y a otros institutos similares. El ministro castiga a las víctimas de la inoperancia de su sector.

No es que los indígenas no quieran ser profesionales. Precisamente AIDESEP montó un programa en este sentido hace una década, apoyado por la cooperación internacional, para que jóvenes egresados de los colegios se formaran en diversas disciplinas. Si el intento no produjo todos los frutos que se esperaba fue porque los estudiantes no pudieron superar las exigencias que les planteaba la educación universitaria por provenir de precarios colegios estatales.

Los programas de manejo de bosque son bloqueados, antes por el INRENA y ahora por el Ministerio de Agricultura, y los de manejo de cuerpos de agua de la selva baja, el principal recurso de esta región, por Produce y otros inútiles acompañantes. Precisamente el tema de los cuerpos de agua es una buena razón para explicar por qué la parcelación de las tierras no es una alternativa para la región y, por el contrario, el apoyo a grupos organizados de las comunidades es la única alternativa viable para manejar este recurso de manera sostenible, mejorar los ingresos de la población y proteger el patrimonio ambiental de la nación.

Si bien la visión presentada por el video es superficial y basada en prejuicios, hay un aspecto de éste que califico de irresponsable y hasta de criminal. Afirma de Soto que los títulos son “pedazos de papel que no tienen ninguna función” y que “sólo valen dentro de los linderos de la comunidad”. Esto es una invocación al zafarrancho de combate y al festín de quienes esperan, detrás de esos linderos, que se les dé el disparo de partida para lanzarse sobre su presa. Es cierto que los títulos tienen errores porque fueron hechos basándose en una cartografía deficiente y con instrumentos poco precisos o inadecuados para la región amazónica, pero éste es el problema de todos los títulos del área rural del país, incluyendo las concesiones mineras y de hidrocarburos y los nuevos latifundios que se van constituyendo. ¿Considera también de Soto que éstos son únicamente “pedazos de papel que sólo valen dentro de sus respectivos ámbitos”?

No, no es despistado el sendero de Hernando de Soto, sino que está claramente orientado para apoyar la política de este gobierno, diseñada para servir a empresas que ambicionan los territorios de los indígenas, a fin de poner en marcha diversos planes. De Soto declara ufano que el Perú se ha comprometido a respetar a las empresas mineras y petroleras para promover el desarrollo. Si los pueblos indígenas contaran con garantías similares y no tuvieran, además de todas las otras adversidades antes mencionadas, que defenderse de la agresión de empresas de hidrocarburos, madereras y mineras, y del autoritarismo oficial, sin duda podrían abocarse con mayor dedicación a construir un mejor presente.

Para terminar, una última cuestión relacionada con algo que, al parecer, tampoco de Soto conoce. De acuerdo a la Constitución, las comunidades nativas y campesinas “Son autónomas en su organización, en el trabajo comunal y en el uso y libre disposición de sus tierras, así como en lo económico y administrativo, dentro del marco que la ley establece” (Art. 89). El argumento, entonces, de que ellas están condenadas por una legislación obsoleta a permanecer eternamente como comunidades no es cierto. De hecho, los ejemplos que doy al comienzo de estas líneas demuestran lo contrario: que hay comunidades parceladas, que alquilan sus tierras y que en la práctica van perdiendo la propiedad de éstas. Son libres de hacer lo que quieran y nadie se los puede impedir, aunque las experiencias actuales demuestran que la pérdida de dominio sobre sus territorios sólo les proporciona ingresos miserables, que luego de gastados deja a los pobladores verdaderamente pobres, cosa que antes no eran, porque a pesar de tener magros ingresos en efectivo, disponían de recursos y de un medio ambiente sano para vivir bien. Los pueblos indígenas actualmente son libres de disolver su identidad parcelando sus territorios, pero también lo son para defender el legado de sus ancestros, a fin de trabajarlo dentro de otra visión de desarrollo basada en el respeto entre la gente y de ella hacia el medio ambiente.

Por tanto, queda claro que lo que quieren el presidente García y el Sr. de Soto no es impulsar una ley que dé libertad a los indígenas para enajenar sus tierras, sino promocionar la voluntad de los indígenas para que se desprendan de su heredad.

martes, 22 de septiembre de 2009




Etnia de los shawis al rescate de su pasado

ES UNO DE LOS GRUPOS MENOS ESTUDIADOS DE LA REGIÓN LORETO. Luchan por preservar su lengua materna
Recuperarse implica, ante todo, asumirse. “Balsacho” es el adjetivo despectivo que recibe cualquier nativo shawi del distrito de Balsapuerto (Loreto) apenas pisa una ciudad con cemento, pollerías y mototaxis.

“Balsacho” le dijeron a José Púa Pizango en Pucallpa cuando fue a estudiar en un instituto técnico; él había empezado el colegio recién a los 9 años en la comunidad de Pueblo Chayahuita y la temporada en la ciudad la entendió como una escala ineludible hacia el desarrollo personal. Que lo insultaran era secundario: José logró acostumbrarse a la idea de que era distinto, pero esta vez como un adjetivo ponderativo.

Los shawis —también llamados chayahuita— integran una de las etnias menos estudiadas por la antropología moderna. Aldo Fuentes se animó, décadas atrás, a investigar a este grupo humano enclavado en lo más profundo de la región Loreto; la escasa información disponible daba cuenta de una población con muy poca vitalidad, reprimida, tímida.

El trabajo de campo, como tenía que ser, reveló detalles más exactos y menos prejuiciosos. “Es posible que haya un fondo común entre una antropología que busca curiosidades exóticas y una sociedad que desprecia y discrimina. En ambos casos, el hombre apenas si es tomado como un objeto”, escribió el antropólogo en el libro titulado “Porque las piedras no mueren” (1988). En el mundo shawi no había poca vitalidad, ni represión ni timidez. Había paradojas.

LOS CAMBIOS

Recuperarse exige, además, reivindicarse. Se calcula que entre 13 mil y 20 mil shawis viven dispersos en la provincia loretana de Alto Amazonas (en los distritos de Balsapuerto, Cahuapanas, Jeberos, Lagunas, Morona, Teniente César López y Yurimaguas). Son considerados una minoría importante entre las etnias amazónicas.

Desde el siglo XVI en adelante, los shawis han visto desfilar entre sus comunidades a esclavistas españoles, misioneros, patrones y hacendados, caucheros, comerciantes revendedores y buscadores de petróleo. A pesar de este contacto exterior más o menos continuo, la composición social básica no ha variado.

Han variado, sí, las principales costumbres. Recuerda Robinson Pinedo que los primeros profesores que en los años 60 llegaron a la comunidad de Fray Martín —a seis horas de navegación desde Yurimaguas— eran mestizos. Que apenas empezaron a enseñar prohibieron la lengua shawi. Que al alumno que hablaba shawi lo obligaban a arrodillarse sobre los granos de maíz. La educación formal resultó siendo el camino hacia la identidad perdida, y esto a su vez resultó siendo una infeliz paradoja.

Robinson es ahora el apu de la comunidad. Todas las noches, él y sus hijos caminan hasta el río Paranapura y buscan a los peces que se acercan a la orilla para dormir. Robinson tiene toda la noche para pescar y para hablar shawi con sus hijos. Solo él puede hacerlo: su mujer únicamente entiende el español.

LA RESISTENCIA

Recuperarse es, por cierto, valorarse (en un sentido ecuménico antes que económico). Víctor Cahuaza fue la primera autoridad de la comunidad de Fray Martín, allá por 1967. “Cuando vino el primer mestizo se dejó de hablar shawi”, recuerda.

Pero no solo hubo un bache lingüístico: en lugar de “pampanillas”, las mujeres se acostumbraron a las faldas con marca, y el masato —que aquí se consume todo el tiempo— dejó de servirse en “mocahuas” de cerámica decorada porque más fácil era comprar una vasija de plástico y en las fiestas ya no hubo bombo y quena sino una radio a pilas.

Aunque algunos aspectos no cambiaron. La hija de Víctor murió hace dos años apenas dio a luz; él ahora cría a su nieto. La mortalidad posparto sigue siendo la misma, tanto tiempo después. Paradójico, también.

Uno podría decir, sin embargo, que los shawis han acumulado posibilidades de restablecer sus tradiciones. A dos horas de la comunidad de Fray Martín (más lejos de Yurimaguas, por lo tanto) se ubica la comunidad de Panán. Lo primero que llama la atención es que las niñas y adolescentes de esta amplia localidad suelen llevar los rostros pintados con huito, una planta de la región.

En Panán están Juan Napo y su mujer, Feliciana, que con los años que lleva encima aún se recuesta en el piso a diseñar mocahuas. Ellos aún creen que el hombre debe tomar masato de un solo sorbo para demostrar su fuerza. Y creen en el poder espiritual que los ha hecho conocidos y que —dicen ellos— ningún awajun duerme donde duerme un shawi por temor o por respeto. Y creen que habiendo ya profesores nativos la lengua shawi no desaparecerá. Esa es la clave.

Porque recuperarse es, finalmente, resistir.

EL DATO
Lengua protegida. Desde el 2003, la mayoría de profesores que enseñan en las comunidades shawi son nativos bilingües de esta etnia. Ello para asegurar la permanencia de la lengua y la cultura.

Fuente: Diario El Comercio

www.amazoniamagica.com

miércoles, 16 de septiembre de 2009


Libro: No hay país más diverso . Compendio de Antropología Peruana



Carlos Iván Degregori

Cuando la antropología, y otras disciplinas de la cultura, parecían condenadas a terminar en el baúl de las antigüedades, la irrupción de la “ globalización” la ha reubicado en el ojo de la tormenta, como herramienta necesaria para entender el mundo en el que vivimos y, de ser posible, hacerlo más visible. La antropología en el Perú tiene una larga historia. Como estudio del otro, sus antecedentes se remontan hasta el momento mismo de la Conquista y la mirada ambigua que sobre el Nuevo Mundo lanzaron cronistas, visitadores, traductores y frailes evangelizadores. Como disciplina universitaria tiene ya más de cincuenta años y ha merecido varios balances. El contexto mundial, así como las transformaciones teóricas y metodológicas que en ese nuevo contexto ha sufrido la disciplina en las últimas dos décadas, hacen posible y necesario preguntarse en qué estamos. Es así que surge la idea de diversidad cultural en el Perú. La primera parte  dibuja un panorama general de las cuales ha trabajado la Antropología: las comunidades campesinas, el ámbito amazónico y urbano, los estudios sobre folklore, temas como redes y movimientos sociales, estudios de género, educación, proyectos de desarrollo, así como otros que en algún momento contribuyeron a ampliar el campo de acción y a transformar la mirada de la disciplina, como la etnohistoria.

Capítulo 1
Carlos Iván Degregori
Panorama de la antropología en el Perú: del estudio del Otro a la construcción de un Nosotros diverso

Capítulo 2
Pedro Roel Mendizábal

De folklore a Cultura Híbridas: rescatando raíces, redefiniendo fronteras entre nos/otros
Capítulo 3

Ramón Pajuelo
Imágenes de la comunidad. Indígenas, campesinos y antropólogos en el Perú

Capítulo 4
Javier Ávila

Entre archivos y trabajo de campo: la Etnohistoria en el Perú
Capítulo 5

Jurgen Golte
Economía, ecología, redes. Campo y ciudad en los análisis antropológicos

Capítulo 6
Luis Calderón Pacheco

Imágenes de Otredad y de frontera: Antropología y pueblos amazónicos

Capítulo 7
Pablo Sandoval
Los rostros cambiantes de la ciudad: cultura urbana y antropología en el Perú
Capítulo 8
Patricia Oliart
Cuestionando certidumbres: Antropología y estudios de género en el Perú

Capítulo 9
Patricia Ames
¿La escuela es progreso? Antropología y educación en el Perú

Capítulo 10
Carlos Iván Degregori y María Ponce Mariños
Movimientos Sociales y Estado: el caso de las rondas campesinas de Cajamarca y Piura
Capítulo 11
Javier Ávila
Los dilemas del desarrollo: Antropología y promoción en el Perú
Editor: Instituto de Estudios Peruanos IEP

Serie:: Perú Problema, 27
ISBN: 978-9972-835-01-8
Páginas: 444
Formato: 17 x 22 cm/
Encuadernación: rústica
3ª Reimpresión: Agosto 2009
Precio: Nuevos Soles: S/. 35.00

jueves, 10 de septiembre de 2009

La Amazonía: Una mirada desde la antropología

Luisa Elvira Belaunde, Jean Pierre Chaumiel y Jaime Regan


Conversatorio en  la Biblioteca Nacional.

Ingreso libre.

Lugar: Av. de la Poesía 160, San Borja.
Día: 23 de septiembre 2 009.
Hora: 7.00 pm.

Imagine que abandona su casa, familia, amigos y se inserta en el corazón de la Amazonía, cohabita con comunidades indígenas y se empapa de sus costumbres. ¿Impresionante verdad? Esta experiencia ha sido vivida por algunos antropólogos y la compartirán en el Conversatorio ‘’La Amazonía: una mirada desde la antropología’’, que se presentará en la Biblioteca Nacional del Perú (BNP).


En la actividad se hará un recuento de las investigaciones efectuadas en esta región y los retos de la referida disciplina frente a los contextos actuales de globalización, cambios culturales, migración y urbanismo de los pueblos amazónicos. Asimismo se desarrollará una síntesis de los principales trabajos y temáticas de investigadores tanto nacionales como extranjeros y una aproximación de los realizados por jóvenes investigadores.

Los expositores serán la doctora en Antropología del London School of Economics de la Universidad de Londres e investigadora en temas amazónicos, Luisa Elvira Belaunde; el antropólogo francés con más de tres décadas de investigación en temas amazónicos y principal investigador del Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA) del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en francés), Jean Pierre Chaumeil; y el antropólogo norteamericano, coordinador de la Maestría en Estudios Amazónicos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos e investigador principal del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), Padre Jaime Regan S. J.

miércoles, 2 de septiembre de 2009


CAMBIO CLIMÁTICO: Desarrollo afronta amenaza catastrófica

Por Thalif Deen
NACIONES UNIDAS,  Cuando los políticos y gobernantes reaccionaban con penosa lentitud a la crisis económica de la década de 1920, el economista británico John Maynard Keynes pronunció su famosa sentencia: "A la larga nos morimos todos".

Hoy la frase adquiere un sentido mucho más ominoso, afirma la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a la luz de los peligros combinados de la crisis económica y ambiental que afronta el mundo.
En su "Estudio Económico y Social Mundial 2009 - Promover el desarrollo, salvar el planeta", publicado este martes, el foro mundial sostiene que la comunidad internacional no está respondiendo con la urgencia requerida a la inminente devastación del cambio climático, descrito como el mayor desafío humano de las próximas décadas.

"En un muy profundo nivel, es un peligro existencial", sostiene el documento cuya versión en inglés tiene 207 páginas, señalando estimaciones según las cuales más de 300.000 personas mueren por año a consecuencia del calentamiento global, mientras las vidas de 300 millones más están en grave riesgo.

El nuevo informe coincide con dos acontecimientos, la cumbre de la ONU sobre cambio climático, que se celebrará el 22 de este mes en Nueva York, y las negociaciones para alcanzar un nuevo tratado internacional para afrontar el fenómeno, que culminarán en diciembre en Copenhague.

Al colocar la responsabilidad especialmente en manos de las naciones industriales, el informe sostiene que la crisis climática es resultado de un modelo desequilibrado de desarrollo económico que evolucionó en los últimos dos siglos.

Se "permitió a los países ricos de hoy sostener sus actuales niveles de ingreso, en parte gracias a no responder por el daño ambiental que ahora amenaza el sustento de otros", señala el reporte.

Las acciones necesarias para mitigar el cambio climático incluyen reducir la emisión de gases de efecto invernadero, detener la deforestación, frenar la degradación de los suelos, combatir la elevación del nivel del mar, prevenir sequías e inundaciones y modificar las urbes y las edificaciones para hacerlas menos demandantes de energía.

Para hacer frente a estos desafíos, según el documento, se requiere entre 0,2 por ciento y dos por ciento del producto interno bruto del mundo, entre 180.000 millones y 1,2 billones de dólares. Pero en la mayoría de las proyecciones, los mayores gastos no se requerirían hasta 2030.
Rob Vos, director de la división de análisis y política de desarrollo del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, que publicó el informe, sostuvo que "deberíamos empezar por reconocer qué se necesita".

Ante la pregunta sobre cómo sustanciar las inversiones en el escenario de crisis financiera internacional, Vos dijo a IPS que "la crisis precisamente ha dejado en claro que es posible movilizar vastas cantidades de recursos para contrarrestar los riesgos sistémicos y que sólo los gobiernos están en condiciones de hacerlo".
El cambio climático, señaló, "es un riesgo sistémico mucho más catastrófico, y sin embargo con muchos menos recursos que los desplegados para combatir la debacle financiera podemos afrontarlo".

La ciencia ha expuesto que incluso con una reducción de entre 50 y 80 por ciento de los gases invernadero para 2050 "hay una gran probabilidad de que no podamos lograr un aumento menor a dos grados en la temperatura del planeta, que ya se considera peligrosamente alto", indicó.

A la vez, "se espera una creciente demanda de energía, si buscamos que los países pobres ganen su derecho al desarrollo", agregó. Para dar respuesta a ambos desafíos, se requiere un gran impulso de la eficiencia energética y de fuentes limpias, renovables y bajas en carbono, dijo.

"Lo que se necesita es convencer a los gobernantes de que si bien se necesitan grandes inversiones, el costo de no hacerlas será inmensamente mayor", sostuvo.

Los países ricos tienen una obligación moral de apoyar a los pobres a evitar el mismo modelo de desarrollo de "contaminar primero y limpiar más tarde", indicó.

"Pero esto es solo cuestión de justicia y supervivencia. Hay una solución que puede entrañar ganancias: inversiones a gran escala en energía renovable suministrarán a los países industriales una gran cantidad de nuevos empleos y seguridad energética", dijo Vos.

Los países pobres, añadió, podrán avanzar más velozmente en una estrategia de gran desarrollo con baja liberación de carbono, que a su vez beneficiará a los países ricos también, conjurando lo peor del cambio climático.

Interrogado acerca de cuán factible ve la creación de un fondo global para energías limpias, Vos dijo a IPS que varios países están formulando propuestas para concebirlo.

México y otras naciones han indicado que se necesitaría una suma de entre 300.000 millones y 600.000 millones de dólares, equivalentes a entre 0,5 por ciento y uno por ciento del producto mundial.

"Un gran fondo mundial podría iniciar el proceso... Necesitamos cambios sustanciales en nuestras economías, y especialmente en los suministros de energía, lo cual implica planes de inversión a largo plazo y que puedan sustentarse durante décadas", indicó Vos.

Además, debido a lo costosa que aún es la energía renovable, agregó, "debemos crear economías de escala para bajar costos y acelerar la adopción de esas fuentes".

Sinopsis del Estudio Económico y Social Mundial 2009. Promover el desarrollo, salvaer el planeta"
http://ipsnoticias.net/fotos/overview_sp.pdf

Fuente: IPS