miércoles, 2 de marzo de 2011

Amazonia: Verdades que cambian

Marc Dourojeanni

1ra parte

Una serie de verdades que fueron consideradas más o menos incontestables durante muchas décadas en la Amazonia fueron progresivamente transformadas en falacias a consecuencia de contextos socioeconómicos cambiantes, de nuevos hallazgos de recursos naturales y por el desarrollo de nuevas tecnologías. Este fenómeno tuvo una fuerte aceleración durante los últimos 20 años de la historia amazónica. Es interesante discutir esas “verdades” que hasta fueron premisas sobre la Amazonia pues, durante mucho tiempo, unas sirvieron para justificar el desarrollo convencional que la ha llevado a su actual situación de descalabro ambiental y, asimismo, otras sirvieron de argumento a los que intentaron conservarla o aprovecharla de forma sostenible. Esas verdades de antaño que perdieron sustento en la actualidad no deben ser confundidas con aquellos mitos amazónicos que nunca fueron más que eso pero que, también, contribuyeron a forjar la realidad actual.

2da parte;
El 74% de la población de la Amazonia brasileña vive en las ciudades. Este porcentaje es menor en el Perú (54%) pero crece a gran velocidad y, en ambos países el crecimiento de la población urbana es mucho mayor que la rural. Es decir que son los habitantes urbanos, también en la Amazonia, los que más influencian y que finalmente toman las decisiones sobre la región a pesar de que su conocimiento de la realidad sea parcial y que, muchos de ellos, prácticamente jamás salgan de los límites urbanos. Ellos saben de la Amazonia tanto o menos que los habitantes de las capitales de los países pero, el sentido de “estar lejos” los hace tender a aceptar como deseable la construcción de más vías de comunicación y la ocupación rápida de todo el espacio y, claro, el cambio de uso de la tierra de bosques a agricultura, como en los paisajes de donde ellos son originarios. Ellos también demandan energía y, por eso son favorables a la explotación de hidrocarburos y a la construcción de grandes centrales hidroeléctricas. Más aún porque reciben beneficios financieros (canon petrolero, por ejemplo) o empleos privilegiados de esas actividades económicas.


El aumento de la población urbana es, en gran medida, fruto de la migración local. Campesinos ribereños o habitantes del bosque incluido indígenas, son atraídos a la ciudad por las supuestas o reales ventajas que ésta ofrece pero su falta de preparación los empuja a las periferias miserables de ciudades como Iquitos y Pucallpa, en Perú o de Manaos, Porto Velho y Rio Branco, en Brasil.


Marc Dourojeanni fue profesor y decano de la Facultad de Ciencias Forestales Universidad Nacional Agraria de Lima, Perú y Director General de Bosques país. En la actualidad es Presidente de la Fundación Pro Naturaleza.


Fuente: Eco amazonía

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