jueves, 7 de abril de 2011

El futuro de la explotación forestal en la Amazonía peruana

Por Marc Dourojeanni

Aún se habla mucho del gran potencial forestal del Perú. En los años 1960 y 1970 fueron lanzadas cifras apabullantes para expresarlo.

Se decía que apenas la explotación del incremento anual del bosque explotable debería producir 257 millones de metros cúbicos de madera rolliza, con lo que sería unos de los principales contribuyentes al PBI. Pero, contrariamente a eso, en el 2009 el Perú produjo apenas 7.8 millones de metros cúbicos de los que 7.0 millones eran leña, lo que de por sí es vergonzoso. En ese año exportó madera por el exiguo valor de 221 millones de dólares y, en cambio, importó 661 millones de dólares de productos de madera. El sector forestal como un todo, incluyendo productos no maderables y fauna, nunca aportó siquiera 1% al PBI.

De otra parte, según lo previsto en la actualidad deberían haberse reforestado varios millones de los 7.5 millones de hectáreas de tierras aptas para ese fin, localizadas principalmente en la Sierra y en la Selva. Pero, a la fecha, ni los más optimistas creen en las estadísticas oficiales que hablan de 899,000 hectáreas plantadas.

¿Qué pasó? ¿Será que los expertos se equivocaron tan burdamente como para generar un error así de grande? La respuesta es que la prueba del error está a la vista. Lo curioso es que el tal “potencial forestal”, aunque puramente teórico, realmente existía. Pero fue presentado aislado de una realidad omnipresente.

En efecto, el problema es que el Perú no es Finlandia donde los bosques generan 8% del PBI. En el Perú, como en otros países tropicales, falta lo que sobra en Finlandia. Esto es: civismo, coherencia política y disciplina social. Si las sucesivas leyes forestales peruanas, todas ellas hechas procurando realizar un manejo forestal sostenible, hubiesen sido medianamente aplicadas, el Perú quizá no sería una Finlandia pero sería por lo menos un Chile.

No solo la legislación es letra muerta. Los sucesivos gobiernos han hecho todo lo posible para frustrar el desarrollo forestal nacional, negando las mínimas condiciones necesarias para alcanzarlo, privando al sector público forestal de los medios para llevar adelante el proceso y aplicar la ley, favoreciendo usos inadecuados del suelo que se transformaron sistemáticamente en deforestación masiva seguida de abandono de la tierra y, tolerando y hasta facilitando las invasiones a los bosques, creando una tremenda confusión e inseguridad en la tenencia de la tierra, lo que es una condición para el desarrollo forestal que es siempre de largo plazo.
Los tiempos han cambiado. Los servicios ambientales del bosque como la fijación del carbono y sus aportes al ciclo del agua son ahora tan o más importantes y valiosos que la madera. La destrucción y degradación de los bosques peruanos ha sido -y continúa siendo- enorme e impune. Lo que sobra de esos bosques aún puede contribuir significativamente a la economía nacional y al bienestar de todos. Conseguirlo depende de la decisión de los peruanos y, en especial, de la actitud del próximo gobierno. No es difícil ni caro. Basta, apenas, un poco de seriedad.
Fuente: Diario La Primera

Nota
Marc Dourojeanni fue profesor y decano de la Facultad de Ciencias Forestales Universidad Nacional Agraria de Lima, especialista en temas forestales y autor de “Amazonía peruana en 2021. . En la actualidad es Presidente de la Fundación Pro Naturaleza.

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