jueves, 2 de julio de 2009




Bagua y todas las sangres…
La tragedia que estremeció al mundo


Luis Alberto Vásquez

Lo que ha ocurrido fue terrible. Nunca en Bagua hemos visto tanta sangre y tanta maldad al mismo tiempo…en la misma plaza de armas estuvieron tirados los muertos y la gente corría desesperadamente con sus hijos, nos caíamos y los gritos de desesperación eran terribles. Las balas sonaban cerquita a nosotros, el sonido de los helicópteros…parecía una guerra, con la diferencia que entre peruanos nos estábamos matando.

Todo empezó en la madrugada y fue la policía que inició esta desgracia, nosotros no somos terroristas, sólo defendemos nuestros bosques, nuestras tierras y también somos peruanos, aunque seamos indios…ahora todos tenemos miedo…nos sabemos lo que pasará mañana…muchos de nuestros hermanos están desaparecidos, lo que queremos es encontrarlos y si están muertos, que nos entreguen los cadáveres porque los queremos enterrar en nuestras comunidades…
Estos son testimonios recogidos en el mismo lugar de los hechos y en el hospital de Bagua. Estas son las palabras de angustia de muchos nativos heridos de bala. Estas son frases entrecortadas de hombres y mujeres que buscan entre el humo de la metralla y el olor nauseabundo de la sangre, a sus muertos.

Bagua fue un infierno, una matanza, un genocidio. Se han confirmado 22 policías muertos, algunos degollados y de otro lado, nativos abaleados y asesinados y según varios testimonios, habría todavía muertos en los cerros y los bosques. Hay también un número indeterminado de desaparecidos y casi 80 detenidos por las fuerzas del orden.
El gobierno a través del propio Presidente y el premier Yehude Simon han acusado a los nativos de ser responsables de todo y hemos visto con vergüenza una propaganda en la televisión nacional por demás escandalosa y miserable, que no hace más que azuzar la violencia.

El líder de los nativos, Alberto Pizango, refugiado en la Embajada de Nicaragua en Lima, para solicitar asilo político, dijo que el único culpable es el gobierno y aseguró que los nativos sólo tenían como armas sus lazas y sus flechas.

Al margen de las acusaciones, en los dos bandos hay muertes que lamentar, muertos que han estremecido al mundo, de peruanos humildes, entre policías y nativos que han sido asesinados y que sus familiares hoy lloran sus desapariciones. Una bala le atravesó el alma a un hombre que sentía que estaba luchando por sus tierras y otra bala a un muchacho de apenas 21 años que sentía que estaba defendiendo a su país y a la democracia. Ambos, eran peruanos con sueños, que no se habían visto nunca, que querían a su patria a su manera y que de pronto, estaban frente a frente para luchar por nada, para matarse y odiarse en un instante.

Los féretros de los policías han recibido los honores del poder. La Ministra del Interior, Mercedes Cabanillas, los ha declarado héroes de la democracia, aunque en esta democracia ellos mismos tienen que comprarse sus uniformes, sus revólveres y sus balas y ganar un sueldo miserable. En el velorio de los policías estaba el llanto de los padres que no entendían nada, escenas desgarradoras de los hijos y las esposas, cuadros lamentables en un país que se desangra, aunque el dolor sea envuelto en una bandera peruana.

En algún lugar de la selva, en medio de la montaña, también hay llanto y desesperación en otros velorios. Allí no hay luces y hasta ese lugar no han podido llegar los ministros ni las cámaras de televisión. Enterrarán a sus muertos en la tierra, envueltos con sus ropas y sus flechas, para mezclarse con la nugka (tierra en awajún), por la que están luchando, porque en ese lugar están sus muertos, sus almas y sus espíritus.

En Bagua, con un toque de queda de tensión, la gente todavía llora a sus muertos. Hay temor y las noches son más oscuras que nunca, mientras en el Congreso todos se acusan, se insultan y al parecer, a nadie de ese lugar, le duele lo ocurrido.

El país está consternado y los políticos ya no nos pueden mentir como antes. Los periodistas han informado al mundo sobre lo ocurrido. Las imágenes de la televisión han sido demasiado duras: un policía pisándole el cuello con maldad y con odio a un nativo. Varios nativos golpeando con sus flechas, el cuerpo inerte de un policía. Un nativo perforado en las piernas por una bala, que en la montaña hace rugir a un tigrillo. Un policía degollado como si nuestro país viviría en medio de la barbarie. Para el premier Yehude Simon tan solo es la implementación del orden y doña Mercedes Cabanillas, ministra del interior, más terca que nunca, solo sabe acusar a todos de terroristas. Un diálogo de sordos y donde nadie pide que se vuelva a conversar, para que se le devuelva al país la tranquilidad.

Ahora no sabemos, cuál será la reacción de los nativos y que podrá pasar en los próximos días. Según informantes de la propia policía, un contingente de fuerzas combinadas se acerca a Yurimaguas por agua y tierra para desbloquear el otro tramo de la carretera marginal. Los nativos están preparados con sus lanzas y sus pucunas para el desalojo. Esperamos que la sangre no vuelva a teñir las montañas y que el odio entre peruanos humildes cese de una buena vez.

Se espera que el gobierno reconozca sus errores y el abandono total a un territorio que puede convertirse, como diría el escritor amazónico Róger Rumrrill, en una renta estratégica para negociar con el mundo, porque tenemos una biodiversidad envidiable, recursos naturales en flora y fauna, en medio de la magia del bosque, además de la sabiduría ancestral de los indígenas, que el gobierno y la ceguera del poder llama salvajes e ignorantes.

Se espera que los nativos, a través de sus organizaciones, sus líderes y apus, vuelvan a sentarse en una mesa de diálogo, a pesar de su dolor. Que la fuerza de la razón se imponga, porque el pueblo ya no quiere más mentiras ni muertos que velar. Hay duelo en el corazón de los sensibles y de los que amamos la vida y luchamos por ella: por un país con justicia, con equidad y también con rebeldía.

En Bagua todavía se escuchan los gritos más allá de la montaña y los malos espíritus anuncian tempestades…la lluvia de estos días es más triste y las noches se han vuelto tenebrosas, en medio de vientecillos que traen los gritos de angustia de aquella tragedia que nunca se olvidará.

1 comentario:

Anónimo dijo...

AQUEL 5 DE JUNIO...CUANDO EL PUEBLO DEL NORORIENTE PERUANO CONOCIMOS DEL INICIO DE LA MASACRE EN LA CURVA DEL DIABLO...EL PUEBLO DE BAGUA GRANDE EN TODO TIPO DE VEHÌCULOS NOS MOVILIZAMOS RUMBO A LA ZONA DE LA MASACRE...LA POLICÌA EN EL CRUCE DE JAHUANGA TRATÒ DE IMPEDIR EL PASE...PUDO MÀS LOS MILES DE BAGUAGRANDINOS QUE SOBREPASAMOS LAS BARRERAS REPRESIVAS Y LLEGAMOS ALLÀ AL REPOSO, MUCHOS HASTA EL SECTOR LA BALANZA...RECIBIENDO BOMBAS Y BALAS DE LA REPRESIÒN ENVIADA POR LA CÙPULA GOBIERNISTA VENDEPATRIA...EN FIN LOGRAMOS HACER SOLIDARIDAD CON NUESTROS HERMANOS INDÌGENAS... APOYAMOS A QUE MÀS DE 600 INDÌGENAS LLEGUEN A LA CIUDAD DE BAGUA GRANDE-UTCUBAMBA RECIBIENDO LA SOLIDARIDAD DE TODOS Y TODAS LOS BAGUAGRANDINOS...ESO FUE UN ACTO QUE SIEMPRE RECORDAREMOS...VALE EL GESTO FIRME DE SOLIDARIDAD DEL RVDO. CASTINALDO RAMOS Y DE LAS HERMANAS RELIGIOSAS...GRACIAS A TODO EL NORORIENTE PERUANO QUE SUSTENTAMOS GRANDEMENTE EL APOYO...EN ESPECIAL ALIMENTACIÒN...

Por fredesvindo Rojas Vàsquez
CONSEJO CONSULTIVO FEDERACIÒN
REGIONAL RONDAS CAMPESINAS DE AMAZONAS.