jueves, 20 de septiembre de 2007

Napoleón en la floresta

Hacia un nuevo sentido de pensar. Katenere y los sonidos del manguaré
Tierra Nueva (Iquitos)


Decía el famoso filósofo alemán Martin Heidegger, el autor de Ser y tiempo (1927), que la obra del gran Heráclito de Efeso (siglo V a. de C.) había sido hecha para pensar. Los grandes filósofos no enseñan una doctrina, hacen pensar. Felizmente para sus lectores, el libro de Miguel Donayre tiene esa vocación. No está escrito para que el lector aprenda una lección o memorice un dictado. Está hecho para obligarnos a repensar temas trajinados y aparentemente zanjados por la historiografía y los estudios amazónicos.

Para lograr su propósito, Donayre ofrece cuatro ensayos sobre la problemática histórica y contemporánea de la Amazonia. El primer trabajo está dedicado a analizar las fotografías que el magistrado Carlos Valcárcel incluyó en su libro El proceso del Putumayo y sus secretos inauditos (Lima, 1915) para graficar las atrocidades cometidas por el barón del caucho, Julio C. Arana, y la Peruvian Amazon Company contra los pueblos indígenas Huitoto, Ocaina y Bora. Valcárcel nutre su alegato jurídico, histórico y moral con una propuesta visual "seductora" y convincente. Las imágenes que presenta identifican responsables --desde los barones hasta sus "muchachos" o verdugos-- y evidencias --huesos calcinados, cadenas y el cuerpo flagelado de un indígena.
Donayre recurre a la antropología visual para analizar la función persuasiva de esta secuencia fotográfica en el texto de Valcárcel. Así, éste adquiere un nuevo significado que permite plantear más preguntas sobre el boom del caucho, la reacción de las sociedades indígenas, los intereses cruzados de las elites locales y el papel del derecho y el estado central en una situación límite.

El segundo capítulo, Napoleón en la floresta. Anotaciones y reflexiones del cuaderno de campo. Hacia un nuevo sentido de pensar, es un agudo ensayo sobre el derecho oficial frente a la realidad amazónica. Aplicando la cartografía simbólica del derecho propuesta por Boaventura de Sousa Santos a sus observaciones de campo, Miguel retrata las tensiones entre el derecho de familia desarrollado por la tradición romano-germánica y la regulación de las relaciones de parentesco entre los Huitoto. Además, grafica cómo las sociedades amazónicas usan la figura de las federaciones indígenas (asociaciones sin fines de lucro) para ventilar su propia dinámica política y social. No es que Napoleón o los dictados del "palacio legislativo" nacional sean irrelevantes en ambos casos. Tampoco que las sociedades amazónicas sean autárquicas. Lo que se produce es una situación de interlegalidad en donde lo usual es el armisticio y la negociación, ciertamente tensa, desigual y conflictiva, entre el derecho moderno y las formas locales de regulación.

En el tercer ensayo, Memoria e historia en la floresta. Ñañe, Katenere y los sonidos del Manguaré, Miguel explora las formas de resistencia simbólica y material impresas en la memoria colectiva y en la tradición literaria amazónica. Combinando la crítica literaria con una lectura antropológica de los mitos y de los testimonios documentales que revelan episodios de la resistencia indígena a la barbarie cauchera, el resultado es un texto que rescata la vitalidad del corpus narrativo amazónico.

Finalmente, el cuarto capítulo es una crítica a los agentes nacionales e internacionales del desarrollo regional amazónico. Para hacerla se concentra en el examen del caso de la reserva Pacaya-Samiria. El diálogo de sordos, las visiones inconmensurables y los desencuentros entre el estado, las ONGs nacionales e internacionales y las dirigencias indígenas y colonas son ilustrados de una manera contundente. Si alguna medida urgente deben tomar la cooperación internacional, las ONGs y el estado es la de capacitarse a cabalidad antes de intentar experimentos que en la mayoría de los casos acaban empeorando la situación ambiental y perjudicando a las poblaciones locales. ¿Qué se puede hacer, cuáles son los márgenes de acción indiviudal en un contexto tan desalentador? Unos pueden afirmar un optimismo ilimitado pero irreflexivo, otros un cinismo cómplice y, personas como Miguel, una firme esperanza de que a través de la reflexión y el trabajo autocrítico sí es posible plantear estrategias de desarrollo que beneficien integralmente a la Amazonia.

Los ensayos de Donayre están raigalmente enlazados con sus preocupaciones y experiencias de campo. No son meros ejercicios academicistas. Reflejan, más bien, la travesía personal e intelectual del autor. Al leerlos se nota que Miguel es un peregrino no solo geográfico sino también académico, siempre en búsqueda de nuevas perspectivas que lo ayuden en la tarea del pensar. En su formación se entrecruzan diferentes disciplinas, desde el Derecho hasta la Antropología, pasando por la Literatura y la Historia.

¿Cuándo se inicia este peregrinar interdisciplinario? Sus biógrafos lo precisarán, pero creo que un buen hito para rastrearlo lo ofrece el propio autor:
  Cierta tarde sentado en mi despacho en la ciudad de Iquitos ingresó una señora para hacer una consulta. Me sonrió con cierto nerviosismo y me dijo que quería demandar a su vecina y reclamar una indemnización porque le había causado daño. Entusiasmado por el caso porque me gustaba y me gusta el tema de la responsabilidad civil extra-contractual, le pregunté detalles sobre el daño. Inmediatamente en mi fuero interno iba armando argumentos legales con la relación al daño y persona que causó el daño --la relación de causalidad, los criterios de asignación de responsabilidad, sean éstos objetivos o subjetivos, el monto del daño y las pruebas. Y mientras la mujer iba narrando los hechos mi horror al vacío iba siendo cada vez más grande. La señora me explicaba que su familia de un momento a otro cayó en desgracia económica y de mala suerte en los negocios y al ir a consultar con un brujo le dijo que fulano de tal le había hecho daño y por eso quería demandarlo por daños y perjuicios. Esta persona había causado un grave daño familiar porque les había salado.

La consulta desarmó todo ese argumento legal posible que iba desarrollando. Me sacó de todos los marcos legales y doctrinarios en los cuales un abogado formado dentro de la tradición romano germana latinoamericana había transitado en los años universitarios. Seguramente que la mujer notó mi rostro de sorpresa y horror. Me dejó un momento sin palabra e inmediatamente le dije que nuestro sistema legal no había previsto este tipo de daños. Me dijo que el brujo estaba dispuesto a atestiguar quién fue el causante del daño. De mi parte insistía en la falta de regulación sobre este tema. La señora se levantó indignada, me dijo que era un abogado incompetente y me gritó en voz alta que iba a buscarse a otro abogado. Me quedé sobrecogido con la consulta y rogaba que algún abogado pudiera llevarle el caso, estaría atento. Pero creo que la señora no pudo acceder con su reclamo al sistema judicial peruano. Me causó cierto malestar la consulta y me dije a mí mismo que andaba mal nuestra educación legal, que habíamos sido educados para contextos más propiamente urbanos y dije que Napoleón había naufragado en este intento de codificar una realidad tan diferente como la floresta (pp. 89-90). (Recuérdese la vanagloria napoleónica: "Mi verdadera gloria no consiste en haber vencido cuarenta batallas. Waterloo borrará el recuerdo de tantas victorias. Lo que nadie borrará, aquello que vivirá eternamente es mi código civil ...")

Como se puede apreciar, ese joven abogado carecía de los instrumentos para satisfacer la expectativa de su cliente pero sí tenía la lucidez, sensibilidad e intuición que necesitan los viajeros para llegar a su destino. Frente a ese “horror al vacío” que nos confiesa Miguel cabían muchas reacciones. La primera era encerrarse en el positivismo legal etnocéntrico y, como hacen los procesalistas, afirmar que “lo que no esta en el expediente no está en el mundo”. La segunda era transformar el incidente en una anécdota que refleje la “ignorancia de la gente” frente a los edificios doctrinarios del Derecho. La tercera reacción posible era usarlo para cuestionar al Derecho oficial, la educación legal tradicional y la forma de comprender a las sociedades amazónicas. Felizmente Miguel tomó este último camino.

Bien se puede afirmar que Donayre es un “revisionista” en el sentido más crítico de la palabra. El se propone replantear, cuestionar y repensar las propias preguntas de investigación que guían a los trabajos más conocidos sobre la Historia de la Amazonía o del Derecho en el Perú. El producto de esta posición radical es este trabajo que critica las versiones acartonadas y adocenadas sobre la Amazonía y plantea una serie de nuevas imágenes sobre, por ejemplo, las relaciones entre los caucheros y las sociedades indígenas, las limitaciones del Código Civil vigente para regular las relaciones de parentesco en las sociedades amazónicas, y las relaciones entre los pueblos indígenas, los agentes del desarrollo y el estado peruano.

Miguel se ha propuesto, y lo está logrando, contribuir a forjar una nueva historiografía que pondere adecuadamente la vitalidad y resistencia de los líderes y sociedades amazónicas que se enfrentaron al “boom del caucho”. En lugar de presentar agentes pasivos que se sometieron sumisamente a su trágico destino, Donayre explora las formas de resistencia activa y pasiva, material y simbólica, que los pueblos indígenas plantearon ante el abuso, la explotación y la complicidad de otros agentes históricos.

Donayre también se ha propuesto estudiar el papel del Derecho en contextos multiculturales. Para hacerlo está erosionando los fundamentos del ejercicio positivista del Derecho y está postulando la necesidad de una práctica legal intercultural, realista y equitativa. Esta es una larga tarea que sólo se logrará cuando la crítica que se hace desde la Antropología del Derecho se incorpore plenamente a la educación legal y al ejercicio de la profesión en contextos evidentemente multiculturales.

Finalmente, sólo quería mencionar un par de atingencias sustantivas y otra formal al trabajo que presentamos. La primera, como él mismo reconoce, es la falta de un trabajo de campo más amplio para sustentar algunas de sus pretensiones teóricas y observaciones sobre el papel del Código Civil en la regulación de las relaciones de parentesco de los Huitoto. Me parece que sería estupendo diseñar una investigación dirigida a analizar cómo presiona e influye la legalidad estatal en el sistema de parentesco indígena. Eso nos daría una imagen más dinámica sobre la interlegalidad y sobre las respuestas locales a los dictados de Napoleón en materia de parentesco.

La segunda observación se refiere a la tensión en el lenguaje empleado por Donayre a lo largo de su libro. Me permito señalar la existencia de una tensión entre la connotación poética y la denotación académica. El problema es que la comprensión de la realidad social que se practica desde las ciencias sociales y el Derecho exige una prosa parsimoniosa y denotativa. En eso estamos en desventaja frente a la representación literaria o mítica de la realidad. Combinar ambos lenguajes es sumamente difícil. Por eso creo que en sus futuros trabajos Miguel podría administrar mejor esa tensión entre el lenguaje literario y el académico. La atingencia formal se refiere al cuidado de la edición. Sería ideal que la siguiente sea más esmerada.

Por cierto que ninguna de estas observaciones desmerece su valioso esfuerzo de comprensión de la realidad amazónica. Como todo buen viajero ya está listo y anunciado el siguiente viaje. Se trata de 2 tomos más sobre Napoleón en la Floresta. Los esperamos con expectativa porque se trata de un autor original y vigoroso.

Para concluir recordemos que Heráclito renunció a los privilegios de su linaje, incluido el de gobernar Efeso, para dedicarse a pensar y comprender el logos del universo. Cual recurrente comprobación de su imagen sobre el constante fluir de la realidad ("nadie se baña en el mismo río"), los dilemas del intelectual que profesa su fe se mantienen. Como señala el autor, "reflexionar desde la Amazonia supone varios esfuerzos. Mantenerse en la gimnasia intelectual es uno de ellos, vencer los muros del centralismo mental de los peruanos es otro". A pesar de ello tenemos intelectuales como Donayre que han decidido "vivir del sano vicio de escribir a toda costa a pesar del maltrato y los malos pagos ... lejos de las oligarquías intelectuales que asedian nuestros bosques, de las modas y amiguismos que son parte de la tradición académica de nuestro país". Por hacerlo y por compartir sus hallazgos con nosotros le estamos muy agradecidos.

Armando Guevara Gil
Iquitos, 20 de setiembre de 2002
Facultad de Derecho & Instituto Riva-Agüero
Pontificia Universidad Católica del Perú

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