miércoles, 7 de diciembre de 2011

Nuestra selva: Maravilla Natural del Mundo. RECONOCIDA POR EL MUNDO, DESCONOCIDA POR NOSOTROS

Prof. Gabel Daniel Sotil García, FCEH -UNAP

Que nos alegra inmensamente el reconocimiento del que acaba de ser objeto nuestra Amazonía como una de las MARAVILLAS NATURALES DEL MUNDO, no cabe ninguna duda; nos eleva a alturas de sublime exaltación; sin embargo, si bien debemos disfrutar individual y socialmente este inmenso júbilo, y para que no sea sólo una vivencia muy pasajera y superficial, también debemos reflexionar en los deberes y responsabilidades que debíamos haber asumido y debemos asumir respecto a su conocimiento, conservación y defensa, para hacernos socialmente merecedores de dicha elección (que compartimos con otros países), por ser quienes tenemos el privilegio de vivir en su propio seno, disfrutando de sus maravillas, que ahora explícitamente reconoce el mundo.

Tenemos que hacer de esta una oportunidad propicia para reconocer  que a esta MARAVILLA no la hemos tratado como tal. Todo lo contrario.

Ignorada en su trascendencia por los gobiernos nacionales de turno, valorada tergiversadamente por la colectividad nacional, NUESTRA SELVA, en donde discurre majestuoso el AMAZONAS,  el GRAN RÍO (Paranaguazú) de los Omagua, es la región menos conocida de nuestro país en sus virtudes sociales, culturales, ecológicas, históricas, espirituales. Hasta hoy sigue ausente de la intencionalidad cognoscitiva sistemática del currículo nacional; por lo tanto, de la intencionalidad axiológico-actitudinal. Conocer y comprender a esta MARAVILLA,  nunca ha sido propósito educativo planteado por el Ministerio de Educación, que ha preferido promover el conocimiento de realidades foráneas, contando con la complicidad de nosotros los  amazónicos.

La imagen que se ha cultivado e impuesto en el concierto nacional es la que difunden los medios de comunicación masiva con niveles periodísticos y turísticos, superficiales por lo tanto. Como consecuencia de ello y otros factores, la imagen de riqueza inagotable y exótica es la que predomina en nuestro imaginario social, tanto nacional como regional, y la que ha venido inspirando todas las políticas dirigidas a su administración, que tiene su más contundente expresión en el mercantilismo extractivista de carácter exportador que hoy predomina, mantenido y reforzado como consecuencia de una visión materialista y comercial, que tiene como consecuencia muy diversos y eficaces atentados contra nuestro bosque, obedeciendo, las más de las veces, a intereses de empresas transnacionales.   

Verla como un escenario humano prodigioso en diversidad cultural y lingüística (y no por gente de tercera categoría, como diría un ex presidente nacional), con una invalorable riqueza espiritual apenas conocida, con un cúmulo de conocimientos ancestrales en campos no sospechados aún por la cultura occidental, con una prodigiosa sapiencia en campos medicinales, alimenticios, psicotrópicos, ámbito de pueblos que practican una hermosa relación de armonía con su entorno, etc. es lo más ajeno en sus relaciones con nuestro país. 
   
Las agresiones contra su diversidad ecológica (deforestación indiscriminada, contaminación irracional, sobre-explotación de su biodiversidad, etc.), contra su diversidad cultural y lingüística (minusvaloración  y marginación de sus pueblos y culturas, arrebato de sus territorios, abusiva, arrogante e inhumana lotización de su suelo, prácticas económicas agresivas y destructivas, etc.) no son sino las expresiones de que nunca tuvimos un real, auténtico y racional compromiso con esta ahora declarada mundialmente MARAVILLA natural, que causa nuestro orgullo regional.

En la misma educación regional, que desde hace muchos años ya está bajo nuestra directa responsabilidad en algunos de sus componentes, el conocimiento de esta MARAVILLA está ausente. Las autoridades regionales y sectoriales sólo han cumplido un rol pasivo, de espera de lo que disponga el centro de poder nacional. Cómodamente acatadoras de las disposiciones ministeriales, ni siquiera han destinado un presupuesto especial para atender las necesidades educativas de nuestras poblaciones teniendo a nuestra disposición un ingreso especial (canon), cuyos beneficios ni siquiera se han dirigido a promover un mejor conocimiento de nuestra región. 

Comprender su complejidad, acercarnos al entendimiento de sus peculiaridades, promover el compromiso con su defensa y conservación, nunca han sido prioridad sino para muy pocas personas e instituciones, generalmente sin poder de decisión, más allá de declaraciones retóricas  de las autoridades de turno, quienes vienen ignorando la capacidad estimulante y movilizadora de las potencialidades sociales que tiene la educación, como lo demuestra la experiencia de muy diversos países que han logrado o están logrando su desarrollo a partir del diseño de una educación explícitamente con dicho propósito.

En las bibliotecas de las instituciones educativas regionales abundan los libros en cuyas páginas se muestran una flora, una fauna, escenas culturales y una historia totalmente ajenas al interés de nuestros estudiantes y comunidades. Y no es que ellos no deban conocer aquello, sino que ello ha conllevado la marginación de lo que sí debemos conocer con prioridad en nuestra región para capacitar a las nuevas generaciones en un comportamiento racional, inteligente, en el marco del desarrollo sostenible, tal y como viene siendo propugnado por foros competentes internacionales. 

Como consecuencia de esta ignorancia social provocada por  la inercia de autoridades indiferentes, burocratizadas, hoy esta MARAVILLA, en lo que corresponde a la Amazonía Peruana, está al borde del colapso. 

Sus aguas fluviales todas contaminadas por aguas servidas, por petróleo, por basura, por mercurio y cuanta inmundicia podamos derivar a ríos, cochas y quebradas. Personas, instituciones y núcleos urbanos hacen lo mismo. Sus bosques son talados inmisericordemente para hacer agricultura (¡ampliar la frontera agrícola!), ganadería, monocultivos (¡en el corazón de la biodiversidad!), extraer oro y petróleo. Se destruye con esmero irracional su biodiversidad portentosa. Nuestras ciudades, en pleno emporio forestal, son la imagen contundente de lo que sus autoridades tienen en su mente: ausencia de árboles en nuestras calles, abundante humo, ruido ensordecer, caos vehicular, carencia de jardines, peligros por doquier, etc.

Ahora nos alegramos porque han de venir más turistas. Seremos más visitados. Pero, ¿Qué les ofreceremos? 

Encontrarán, entonces, una  MARAVILLA MALTRATADA, despreciada por nosotros mismos. ¿Nos enorgulleceremos por ello?

Por cierto que nuestra actuación respecto a nuestra región no tenemos que condicionarla a que vengan o no más turistas. Si vienen más, en buena hora, pero ellos vendrán sólo a disfrutarla. Lo fundamental es nuestro compromiso con nosotros mismos: nos merecemos hacer nuestras vidas en un ambiente promotor de nuestro engrandecimiento como personas y como pueblos, en donde encontremos nuestra felicidad en un ambiente propicio para hacernos más humanos como personas y como pueblos. Que nos brinde las condiciones para lograr nuestro bienestar construidas por nosotros mismos, con nuestro esfuerzo, movilizando nuestra ya demostrada creatividad.   

Ojalá que este reconocimiento redunde en un auténtico compromiso de todos los pobladores urbanos y ribereños, mestizos e indígenas, autoridades de todos los niveles jerárquicos y sectores, profesionales diversos, magisterio en especial, para dirigir nuestros esfuerzos a fin de hacernos merecedores de este galardón de MARAVILLA NATURAL, que no es sino, ya lo hemos dicho, un reconocimiento a nuestra esencia ecológica, a  cuyo engrandecimiento y perduración debemos contribuir en la actuación cotidiana de cada uno de nosotros, y no sólo para nuestro beneficio, sino para el bien de nuestro planeta, pues ya sabemos que somos parte de una unidad ecológica mundial. Y eso tenemos que aprenderlo en el marco de una auténtica educación forestal amazónica.

Es precisamente este el reto que nos plantea este galardón.

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