jueves, 12 de marzo de 2009



La urgencia de preservar la cultura amazónica

Por: Susana Reinoso

Se llaman "quebradoras de coco babaçu" y viven en el Amazonas brasileño. Lo hacen en comunidades que reúnen a 400.000 mujeres dedicadas a la extracción de un tipo de coco cuyas propiedades nutrientes y emolientes les ha permitido abrir pequeñas fábricas que, en forma indirecta, les permite vivir a un millón de mujeres.

La Amazonia, ese pulmón verde del planeta que cada tanto irrumpe con sus conflictos en la opinión pública, no suele ser noticia por las dificultades que atraviesan sus comunidades para preservar su cultura oral, siempre vinculada a la tierra, y cuyo reclamo se mantiene constante desde hace dos siglos.

Durante el reciente seminario internacional en la Fundación de Estudios Brasileños (Funceb), toda la complejidad de la región amazónica fue expuesta en conferencias, documentales, una muestra fotográfica y talleres compartidos con especialistas argentinos. El antropólogo Alfredo Wagner de Almeida presentó el libro Tierras tradicionalmente ocupadas (Funceb-Teseo), una investigación concienzuda sobre los movimientos sociales de Brasil y el valor religioso-cultural que la tierra encierra para ellos.

Las "quebradoras" María de Jesús Ferreira Bringelo y María Nice MachadoAires hablaron sobre la experiencia de recolectar y elaborar una diversidad de productos –jabones de tocador, alimento para peces, harinas, aceites esenciales, abono para los cultivos– a partir del coco babaçu, con total respeto al medio ambiente, por lo que sólo aprovechan los frutos maduros.

Para las quebradoras, la palmera es la "madre" y la tala indiscriminada de estos árboles viola las reglas que organizan su existencia. Defensoras de una cultura de raíces africanas, las quebraderas –que también se definen como "quilombolas", por ser continuadoras de la cultura nacida de los esclavos fugados de tal condición– son parte de un crisol de más de 5000 comunidades, con sus lenguas y sus particularidades culturales, que viven en el corazón amazónico. El seminario develó que estas mujeres perseveran en su lucha por el esencial equilibrio medioambiental y por las tierras que han habitado sus ancestros esclavos. A pesar de las leyes que hoy les reconoce un derecho de servidumbre (paso) para la extracción del coco babaçu en tierras privadas –que se resisten con la tala de palmeras y cercas electrificadas–, decenas de quebradoras mueren electrocutadas cada año en su faena.

El arte y la medicina de la selva amazónica –en este caso del lado peruano– será objeto de una muestra que este sábado se inaugurará en el Centro Recoleta. Se trata de productos y objetos de comunidades originarias del Perú. En la exposición habrá tejidos de las tribus shipibo-conibo, pinturas y objetos de los pueblos contamana y huitoto, y plantas sagradas del Perú, constitutivas de una cultura milenaria que preserva la biodiversidad, desde mucho antes que el G-8 se anoticiara. sreinoso@lanacion.com.ar

Fuente: lanación.com

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