domingo, 7 de junio de 2009



La historia no comienza, sólo continúa
Por: Jaime Vásquez Valcárcel
Desde el 9 de abril, jueves santo, los indígenas están en pie de lucha. Pero
muchos se enteraron de esta protesta recién la madrugada del viernes 5 de junio,
día del medio ambiente.
Hoy se sabe que la arremetida policial contra quienes habían tomado una parte de la carretera “Fernando Belaunde” se decidió días antes en un Consejo de Ministros donde se pidió a la señora Cabanillas que impusiera el orden y restableciera el tránsito. Hoy también se sabe que la orden final de esa intervención policial fue dada por el doctor Alan García Pérez. Y es que la lucha indígena no es desde el 9 de abril ni culmina con esa matanza. La historia no comienza esa fecha. Es la continuación.

Pero, claro, los historiadores ya sabemos qué fuentes tienen. Y si escuchamos a Aurelio Pastor nos daremos cuenta que todo aprista lleva un represor dentro y si escuchamos a Daniel Abugattas nos daremos cuenta que la lucha indígena tiene que seleccionar a sus defensores. Tan peligroso es –en este momento- un parlamentario aprista como un defensor coyuntural de la lucha indígena. Y entre los últimos se encuentra el congresista nacionalista.
Porque lamentablemente no se ha entendido la lucha indígena y los medios de comunicación escritos limeños –con la excepción de “La Primera”- miran desde un ángulo subjetivo la protesta de los nativos y creen que sólo Bagua está que arde cuando en realidad los indígenas de toda la Amazonía se encuentran en pie de guerra. Por una razón simple: están destruyendo su hábitat. A eso se traduce la lucha. Y, claro, ¿cómo pueden entender la defensa del territorio indígena quienes creen que todo lo arregla la compra-venta y los arreglos notariales?.

La posesión de la tierra para los indígenas es una cuestión de vida o muerte porque es la preservación de la estirpe. Preservación que la han quitado históricamente. Y se lo quitan porque hay una percepción que viene desde antes de la Colonia que considera que el territorio amazónico es un lugar despoblado pero rico que tiene a unos habitantes que no sólo carecen de los recursos para aprovechar las riquezas sino que niegan que otros lo aprovechen en beneficio de la sociedad. Esa percepción está claramente definida por el autor de los artículos sobre “el perro del hortelano” que publicara hace algunos meses el presidente Alan García Pérez. Y el presidente continúa una agresión vista en su primer gobierno cuando desde el Congreso de la República impulsó la promulgación de la Ley 24994 llamada “Ley de Bases para el Desarrollo Rural de la Amazonía” y que tantas protestas y reacciones provocó en los primeros meses de 1989 cuando el primer gobierno aprista estaba de salida.

Que la Ministra del Interior (en este entonces de Educación) Mercedes Cabanillas haya declarado que “Quien quita la vida a otros es un criminal, emplazo al señor Pizango a que dé la cara. Quiero que las informaciones que me han dado (sobre su supuesta fuga a Bolivia) sean un error. (…) Eso le parece hombría, eso es cobardía” es sólo la repetición de la historia. Que un columnista nacional escriba “Otra vez las radios locales enervaron los ánimos. Sanción penal y cierre” es repetir las palabras que otros fascistas de izquierda o de derecha han manchado.

Leer a César Lévano afirmar que “Es evidente que la orden de emplear la violencia contra el pueblo amazónico provino de Palacio, con la complicidad de Yehude Simon, presidente del Consejo de Ministros, y de Mercedes Cabanillas, ministra del Interior. A Simon, en días en que era propagandista furioso del MRTA, no le tembló la mano cuando, en una sesión documentada, condenó a muerte a un militante que había llegado a la conclusión de que la lucha del pueblo no iba por la ruta de las armas. Ahora, Simon, convencido de que el poder no nace del fusil, cree que el fusil nace del poder y que el poder lo puede todo” es comprobar que junto con César Hildebrandt hay en Lima periodistas dispuestos a defender a esta minoría nativa que tantos ejemplos nos ha brindado.

Escuchar al Ministro del Ambiente hablar sobre la supuesta utilización política de los nativos es recordar sus reportajes televisivos donde él sí utilizaba a los nativos con motivos económicos. Leer el cable de EFE donde se indica que
“Los violentos enfrentamientos producidos ayer entre la policía y los nativos de
la selva peruana han puesto en evidencia la polarización de visiones entre el
Estado y las comunidades indígenas sobre el desarrollo de la Amazonía y el
derecho de las minorías”
es comprobar que desde la península europea muchas veces se tiene una visión más cercana a la realidad que la demostrada por quienes nos gobiernan desde Lima. Y, claro, el debate no se agota, como nunca se agotará la amenaza hacia los indígenas porque la historia no comienza ni termina con la masacre de Bagua, sólo continúa.
Fuente: Diario Diario Pro y Contra, Loreto

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